Transcurría en Río Soleado, en La Pampa, Argentina. Allí en ese lugar tan hermoso, en una casa de campo vivían Juana y Mario, un matrimonio que convivió durante 40 años.
Mario había muerto hacía ya un año a causa de una grave enfermedad. En ese entonces Juana decidió alquilar una de las habitaciones que tenía en su casa para tener ingresos y poder tener una vida digna.
Un día lluvioso llegó un hombre robusto, todo mojado, para averiguar sobre el alquiler. Juana, al verlo, quedó impactada: era tan parecido a Mario...Pero trató de olvidarse de ese hecho.
Al final este hombre decidió alquilar la habitación para pasar unos días de campo.
Con el correr de los días, Juana iba descubriendo a este hombre. Empezó a darse cuenta de que era tan afectivo, tranquilo y exitoso como Mario. Pero siguió negando todas estas coincidencias.
Ella recordaba a Mario a cada instante al salir de la casa de campo y ver cómo la gente cabalgaba, y recordaba ese cariño que tenía Mario por esos animales y el amor que les daba.
Sin embargo, a pesar del parecido de este hombre misterioso que alquiló la habitación, ella aseguraba que no había otro Mario en el mundo que fuera tan afectivo y le haya dado tanto amor.
Federico Pagano
Mario había muerto hacía ya un año a causa de una grave enfermedad. En ese entonces Juana decidió alquilar una de las habitaciones que tenía en su casa para tener ingresos y poder tener una vida digna.
Un día lluvioso llegó un hombre robusto, todo mojado, para averiguar sobre el alquiler. Juana, al verlo, quedó impactada: era tan parecido a Mario...Pero trató de olvidarse de ese hecho.
Al final este hombre decidió alquilar la habitación para pasar unos días de campo.
Con el correr de los días, Juana iba descubriendo a este hombre. Empezó a darse cuenta de que era tan afectivo, tranquilo y exitoso como Mario. Pero siguió negando todas estas coincidencias.
Ella recordaba a Mario a cada instante al salir de la casa de campo y ver cómo la gente cabalgaba, y recordaba ese cariño que tenía Mario por esos animales y el amor que les daba.
Sin embargo, a pesar del parecido de este hombre misterioso que alquiló la habitación, ella aseguraba que no había otro Mario en el mundo que fuera tan afectivo y le haya dado tanto amor.
Federico Pagano